Aceite de oliva virgen extra

Camino de la Cingla surge con la ilusión de un apasionado de la naturaleza, el aceite y la agricultura, y no podía ser de otra manera, viniendo de una familia de agricultores y siendo él la tercera generación de la misma.

Tras muchos años de formación, estudio e investigación, incluso realizando pruebas con su propia aceituna de forma autodidacta, ha sido capaz de encontrar la mezcla perfecta y forma de trabajar sus tierras y prensar sus aceitunas para obtener unos aceites con sabores, aromas y equilibrios perfectos.

Cada año antes de hacer la molturación para obtener el bien llamado oro líquido, él mismo comprueba el grado y acidez de cada una de las variedades de aceituna y en las diferentes ubicaciones, para conseguir una línea de calidad, aromas y sabores únicos y muy similares en el tiempo.

La única forma de mantener las calidades exigidas y mantener su pequeña explotación con la calidad necesaria y trabajando sus tierras de forma natural sin productos externos y formando parte directa del ecosistema de la fauna del lugar, ya que no usa nada más que abonos naturales y no impide a la fauna que tome de sus árboles el fruto y brotes que necesita para la supervivencia, le ha llevado a crear Camino de la Cingla, nombre que recibe la marca por ser la ubicación de la primera explotación familiar y en la que José Joaquín comienza a conocer este apasionante mundo del aceite y todo el proceso que se necesita antes de poder disfrutar de un aceite de oliva virgen extra como el que a día de hoy ha conseguido, Camino de la Cingla tiene una producción exclusiva y limitada, ya que cuenta con solo 12 hectáreas de olivos, de diferentes variedades y edad, ya que suma aceite obtenido de olivos centenarios de la zona y plantaciones de olivos de corta vida importados de diferentes partes de la península.